En noviembre de 2013, delegados de las dos líneas internas de la UOM se acercaron a la UNSAM y reflexionaron sobre el movimiento obrero. Asambleas, denuncias, paros, conciencia, flexibilización y unión, entre otros, emergieron como ejes de discusión en torno a modos de pensar y hacer sindicalismo en un contexto de lucha contra la inestabilidad laboral.En el marco de la materia Organización Social del Trabajo, se llevó adelante una mesa sindical para debatir respecto a la problemática de la tercerización y el sindicalismo en el partido de San Martin. La actividad contó con la presencia de docentes, investigadores, estudiantes, delegados de empresas representando dos líneas sindicales distintas y dos directivos de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) seccional San Martin.
Llamaré tradicional a la línea sindical que conduce la UOM y línea clasista a la comisión interna de EMFER. La UOM San Martín cuenta con 180 delegados: 166 son de la línea tradicional y 14 de la clasista, estos últimos forman parte de la misma empresa. Según datos de la Secretaría de la Producción y Desarrollo Económico de la municipalidad de San Martin, la industria metalúrgica representa el 40% del sector manufacturero del partido.
En este contexto, la UOM San Martin cuenta con 10.558 trabajadores bajo su convenio, de los cuales 7.067 están afiliados al sindicato. Estos trabajadores están distribuidos en 832 empresas, mientras que 85 de ellas cuentan con representación sindical conformando, así, los 180 delegados mencionados previamente.
Modelo sindical
Las diferencias entre ambas líneas sindicales pueden observarse a partir de la presentación que los delegados hacen de sí mismos. Rafael, perteneciente a la línea clasista, dice ser uno de los “delegados más antiguos” y deja en claro su ideología así:
Soy Rafa, tengo 18 años de antigüedad en la fábrica y doce de delegado. Soy marxista, tengo una visión distinta de los compañeros del sindicato (UOM). Hasta ahora, tengo ocho desafueros (…) Todos por problemas con la patronal: tomas de fábrica, romper el candado, patotear al jefe. El grupo de compañeros opuestos al sindicato somos avalados año a año por los votos. No porque sean marxistas todos los compañeros sino porque somos delegados que defienden sus intereses al margen de la cuestión ideológica: la mayoría de los trabajadores son peronistas, kirchneristas, como es la mayoría de la clase obrera argentina. nosotros somos marxistas, algunos trotskistas, otros leninistas (…) pero nos basamos en la democracia sindical y en las asambleas como modelo de acción de la comisión interna.
La tragedia de Once los afectó de manera directa, desatándose una situación de conflicto. La fábrica EMFER-TATSA era la encargada de los armados de los trenes para la línea Sarmiento que realiza el recorrido Once-Moreno, perteneciente a Mario Cirigliano. “A partir del choque, Cirigliano empezó a quemar containers con documentación que lo ligaban a los hechos y nosotros lo denunciamos”, explica Julián. Eso causó la arremetida de la patronal, acusándolos judicialmente del robo de esos papeles, denuncia que terminó en las manos del juez Claudio Bonadío y que logró repercusión en los medios durante solo dos semanas.
Cirigliano, dejó de pagar los sueldos argumentando que los delegados perjudicaban a la empresa. Por asamblea general, los trabajadores determinaron entonces cortar General Paz y las vías del Mitre, y Julián fue procesado por el hecho. “Apelamos a la Cámara Federal, pero desde la semana pasada está firme el procesamiento, con un embargo de 30 lucas y la imposibilidad de salir del país, así que vamos a juicio oral”. Todo el cuerpo de delegados se encuentra procesado por robo agravado “en poblado y en banda”, con una pena de entre 15 a 25 años.Cuando los delegados de la línea clasista terminan de narrar su situación, se presenta Ramón, de la línea tradicional hoy conducida por Antonio Caló a nivel nacional. También destaca su antigüedad: fue electo delegado de base en 2001 y, desde 2008, directivo de seccional. Agrega: “Quiero agradecer la invitación y la disposición de nuestro secretario general, que tiene esta idea de flexibilizar y unir a las partes”, y destaca con vehemencia que “no hay una carrera que se estudie para ser delegado”, se hace en la práctica. Sin embargo, existe una condición imprescindible (si bien son dos, se presentan interrelacionadas): flexibilizar y unir a las partes; es decir, participar en las agrupaciones, generar vínculo con el resto de los delegados y unirse a las luchas que atraviesan la fábrica.
A Ramón le “gusta” flexibilizar y unir, “intercambiar”, porque “es la misma tarea que a mí me fue llevando a la realidad”. En una fábrica le tocó estar al frente de algún conflicto “donde había una comisión interna mixta con compañeros que eran de otra ideología, de izquierda y compañeros que no, eran de derecha… (risas)… pido perdón por el fallido. Y en algún momento no entendí, desde mi posición, la antinomia de que prime en esos compañeros el interés político de diferenciarse con nosotros que el bien general de los compañeros”.“No hay una carrera que se estudie para ser delegado, se hace en la práctica. Sin embargo, existe una condición imprescindible: flexibilizar y unir a las partes”Según datos de la UOM San Martin, existe una relativamente alta tasa de sindicalización pero una baja tasa de representación en los lugares de trabajo. Así, una de las cuestiones surgidas al calor del debate apunta a cuáles son las acciones sindicales frente a la cantidad de empresas sin representación sindical. Ramón sostiene que, en el caso de San Martín, se dividen las fábricas en tres espacios, con dos o tres directivos (asignados por el secretario general) responsables de resolver conflictos y “atender a los compañeros (…) para llevar un cierto orden”.
Afrontar un espacio como el del partido de San Martín no es tarea fácil: “Tenemos una multinacional de muchísimos trabajadores, un call-center, un boliche de 10 personas… Tenemos que ir resolviendo los problemas”. Por otra parte, merece destacarse la existencia de un gran porcentaje de empresas en la zona que pudiendo contar con representación sindical no lo hace. Ramón lo adjudica a la falta de compromiso de sus compañeros porque comprometerse conlleva una decisión de vida que repercute en el propio espacio familiar: “ser delegado implica llegar enrollado a tu casa, con el problema de todos tus compañeros, no poder descansar”.Y la vez, comprometerse amenaza la continuidad del trabajador en su posición, es decir, el miedo a ser despedido. Además, se encuentra latente cierta desconfianza en el propio accionar sindical. Ramón cuenta sus inicios: “yo tenía 18 ó 19 años (…) y había compañeros que me decían ‘Che, no vayas al sindicato, que en el sindicato te garcan, te echan al otro día’. Tomé la decisión, fui y no me echaron”. Entonces, ¿de qué manera los sindicatos deben trabajar para que el empleado se acerque y, así, recuperar “las posiciones del movimiento obrero argentino y mundial?” Rafael sostiene que reconstruyendo la conciencia de clase que “pensaron los anarquistas, los socialistas, hoy los sindicalistas y parte, también, del peronismo combativo, rompiendo con la tradición vandorista”. Tradición aún contundente, “muy pegada a los delegados y a los abogados”.“Estamos en la etapa del triunfo del capital…pero tampoco estamos muertos (…) Fundamental sería la formación de los compañeros, pero no una formación de las leyes sino de la conciencia”
¿Cómo generás eso? Es un laburo dificilísimo porque estamos en la etapa del triunfo del capital…pero tampoco estamos muertos. La realidad se va construyendo a partir de la teoría y esto es dinámico, y nosotros apostamos a que se puede. En nuestra pequeña realidad, intentamos construir eso y estudiamos filosofía, economía. Intentamos formarnos y trasladar eso al compañero. Si yo dirigiera el sindicato, fundamental sería la formación de los compañeros, pero no una formación de las leyes sino de la conciencia. Si no logramos que la subjetividad se logre elevar es muy difícil que los podamos defender en esta complejidad del mundo del trabajo.
Tercerización y precarización
Otro punto importante del debate es la relación entre tercerización, precarización y sindicalización. En la temática, Walter, delegado de la línea tradicional, describe la situación en los call-centers en San Martín conveniados por la UOM, y resalta que existen dos turnos con 150 trabajadores en uno y 350 en otro, con 12 delegados. “Nosotros somos tercerizados de tercerizadas. Hay tercerizados de primera y de segunda”, denuncia. Existen tres tipos de sueldo, y además hay distintos tipos de jornadas: 30, 32.5 y 36 horas, al mismo tiempo que distintas categorías. Con la lucha, afirma Walter, lograron que la empresa fuera sumando “cosas” al básico, incrementándolo, pero “igual somos de call-center así que imaginate que no es mucho: de $2.5 estamos en $2.8”.La eventualidad constituye una de las partes más difíciles en la lucha. La precarización debilita la unión y la actividad sindical, ya que resulta inevitable la diferencia entre tercerizados y efectivosPosicionándose a distancia de los delegados presentes que forman parte de empresas “bien arraigadas”, cuenta que su trabajo es más difícil ya que son “fantasmas”: el empresario “está en capital, a media cuadra de Plaza de Mayo y el tipo, si te opones mucho, amenaza con que se va. El edificio donde estamos es alquilado, no pertenece a la empresa… la nuestra es otro tipo de lucha”. ¿Qué relación tienen con Siemens?, se le pregunta. Walter responde: cuando vamos al Ministerio de Trabajo, ninguna, porque “vendieron el predio grande”.
El predio chico lo compró Aveni pero cuando yo estaba era gerenciado por Siemens; hablaba con un gerente de Siemens, que era la misma persona, porque son los mismos nombres, son siempre las mismas personas pero van cambiando y van creando empresas. Son los mismos dueños, y es complicado y difícil de explicar. Nosotros trabajamos para una empresa que se llama SAS, que pertenece a una empresa que se llama SUESA, que a su vez le da trabajadores a Clienting, y Clienting le da trabajo a Telefónica.
Ramón sostiene que la eventualidad constituye una de las partes más difíciles en la lucha. La precarización debilita la unión y la actividad sindical, ya que resulta inevitable la diferencia entre tercerizados y efectivos. El tercerizado “sabe que es más débil”, esto deviene en distancias a la hora de luchar: muchas veces los tercerizados no paran por temor. El dilema lo sintetiza así: “¿Y si yo lo obligo a parar y después lo echan? Habrá hecho la lucha pero el tipo se quedó sin laburo”.
En la vereda de la línea clasista, Julián agrega que es un trabajo arduo romper con las concepciones que “el propio capital nos imprime desde la división del trabajo. Antes de ganar una asamblea para defender a los trabajadores tercerizados, tenés que perder 300 asambleas matándote con la gente”. La defensa de los trabajadores precarizados es un hecho, pero luego de intensos enfrentamientos y discusiones donde la tarea de los delegados se centró en revertir la idea de muchos compañeros que pensaban que el otro, el contratado o tercerizado, era diferente.
Las luchas están vinculadas con (y dependen de) la fábrica donde se despliegan, ya que ésta puede facilitar (o no) la consecución de las reivindicaciones. Ramón afirma que “depende de con quién te toca pelear, hay una forma de actuar”. Y es preciso, se dice nuevamente, el compromiso del trabajador.
Hemos logrado la erradicación en muchas empresas de la tercerización o la cantidad de trabajo eventual. Tenés que ir a hablar con el trabajador, tener un delegado concientizado que vaya y venga al sindicato, que interactúe, que te consiga asamblea con los trabajadores… mellar hasta que se da ese resultado. El trabajador entiende que tiene que luchar para lograrlo, en muchos casos lo hicimos mediante un paro y en otros casos ni llegamos al paro. El empleador, cuando ve que sus trabajadores se están organizando de verdad y que esta vez sí le van a hacer el paro, afloja. Con la simple organización, donde el empleador ve que nosotros fuimos. Cuando digo nosotros, digo nosotros con los delegados. El paro está bien, pero el tema es que en algunos lugares lo podes hacer y en otros no.
Todos coinciden en que el contrato eventual precariza afectando la antigüedad del trabajador y al tercerizado, para quien siempre es difícil ser efectivizado. “Nosotros queremos que los contratos sean por fábrica, porque así ya se acumula antigüedad y el tiempo para poder usar sus vacaciones”, sostiene Jorge, delegado de la línea tradicional. A su vez, la situación del contratado también es endeble, ya que, en el afán de mantener su puesto y lograr la efectivización, cumple con disciplinas laborales, sin ningún tipo de protección: “a veces arriesga hasta la vida por venir a laburar, por tomar el tren corriendo , y no ir al seguro porque dentro de una semana queda efectivo”. Promesa que, incluso, muchas veces no se cumple.
La pregunta clave
A pocos minutos de finalizar el debate, se hace explícita la duda que recorre a todos (y al lector seguramente también): ¿cómo es la convivencia en un mismo gremio con dos líneas sindicales que, sino opuestas, se plantean diferentes? Toma la palabra Jorge, delegado y directivo de la línea tradicional pero, además, participante de la comisión interna de la línea clasista,
Hace 18 años estoy en la fábrica. Ellos tienen su autonomía. Inclusive, con el conflicto de los trenes, en su momento no sabíamos si íbamos a parar todos al Estado o adónde. Cuando fuimos al Ministerio de Transporte en rueda de pasillo, frente al Secretario General Lobato, dijimos que la UOM no iba a poner ninguna objeción con tal de resguardar los puestos de trabajo. (…) Ellos tienen su autonomía y nosotros los respetamos. Yo soy el que firmó las denuncias ministeriales; ellos me dicen “Jorge haceme una denuncia por tal cosa” y listo, la hacemos. (…).En ningún momento le vamos a poner objeciones, inclusive he participado en las asambleas. Ellos tienen libertad y tienen una función que la manejan criteriosamente y que hasta ahora está dando resultados.
Con estas palabras, Jorge parece retomar la importante tarea de “flexibilizar y unir a las partes”, aunque el “ellos” localiza la frontera frente al “nosotros”. Más allá de diferencias ideológicas y de accionar sindicalista que los posicionan en veredas opuestas, se observan puntos en común acerca de un tema clave como la precarización laboral en vínculo con la tercerización y el empleo eventual. El desafío en un futuro será analizar si las diferencias, a pesar de la convivencia pacífica que parece observarse en el discurso, no obstaculizaron el camino para fortalecer la participación obrera sanmartinense y vencer a un enemigo común producto del “triunfo del capital”: la precarización laboral. Queda por recordar que, como se dijo, los obreros (y la lucha) no están muertos.
Según datos recogidos en diciembre de 2013 por el Centro de Investigaciones y Mediciones Económicas (CIME) de la escuela de Economía y Negocios de la UNSAM para la secretaria de Producción y Desarrollo Económico de la Municipalidad de Gral. San Martin.
Todos los datos fueron suministrados por la UOM Seccional Gral. San Martin y están actualizados al mes de Junio de 2014.
Tecnología Avanzada en Transporte S.A. (TATSA) es una empresa que funciona dentro del predio de EMFER, es una fábrica de carrocerías y chasis de autobuses y camiones. Tiene su propia comisión interna aunque trabaja en conjunto con la comisión interna de EMFER en todos los reclamos que surgen.
El artículo 45 de la ley 23551 (Ley de Asociaciones Sindicales) establece la cantidad mínima de trabajadores para contar con representación sindical, determinando un representante cada diez trabajadores. Por lo tanto, empresas que no cuenten con esa cantidad mínima no poseen representación sindical.
La UOM cuenta con dos call-center en San Martin y uno en la provincia de Córdoba, este último cuenta con más de dos mil trabajadores.
Más allá de quién sea el dueño del edificio (que cambió tres veces entre 2006 y la actualidad) las empresas fueron modificando su nombre. Primero, fue Siemens S.A., luego Siemens Enterprise y más tarde Task Solutions S.A.. En este caso, el gerente comercial de la empresa, a pesar de cambiar tres veces de nombre, siempre fue el mismo.
Según la Ley 20.744. Art. 99, cualquiera sea su denominación, se considerará que media contrato de trabajo eventual cuando la actividad del trabajador se ejerce bajo la dependencia de un empleador para la satisfacción de resultados concretos, tenidos en vista por éste, en relación a servicios extraordinarios determinados de antemano o exigencias extraordinarias y transitorias de la empresa, explotación o establecimiento, toda vez que no pueda preverse un plazo cierto para la finalización del contrato. Se entenderá además que media tal tipo de relación cuando el vínculo comienza y termina con la realización de la obra, la ejecución del acto o la prestación del servicio para el que fue contratado el trabajador.
En la OIT (Organización Internacional del Trabajo) se definió a la tercerización (o subcontratación) como la operación mediante la cual “una empresa confía a otra (física o jurídica) el suministro de bienes o servicios, y esta última se compromete a llevar a cabo el trabajo por su cuenta y riesgo, y con sus propios recursos financieros, materiales y humanos”. La ganancia de la empresa proveedora es la diferencia entre el precio que recibe del empresario principal y el salario que paga a los obreros.