¿Quién sí y quién no es un migrante? Las definiciones vinculadas a los migrantes no son anécdoticas. El Estado define, cuantifica y concede algunos derechos, otros no. El conocimiento del Estado sobre su población se basa en clasificaciones a partir de las cuales cuantifica. En esta nota, una revisión sobre los conceptos, las metodologías, y sus alcances y limitaciones.Desde la demografía social hablar de migración internacional implica asumir sus conceptos para poder cuantificar el fenómeno y generar insumos que ayuden a la planificación y previsión del fenómeno. En este artículo se presentan algunos de los principales términos conceptuales y metodológicos con los que el Estado aborda la migración internacional desde el punto de vista demográfico. ¿Hablamos todo de lo mismo cuando señalamos a alguien como inmigrante?fotosfoto 2Las dos postales trazan el recorrido de una historia en común referida a las migraciones internacionales en Argentina, y ponen en evidencia la necesidad de conocer, con mayor precisión, algunos conceptos relativos a este fenómeno. La confusión lleva a una proliferación de ideas y actitudes a veces inexactas, generando un sustrato fértil a los prejuicios e incluso a la xenofobia. Ciudadanos, extranjeros, inmigrantes, emigrados… todos van al mismo lugar: el sentido común y la opinión pública. La Argentina es un país de inmigrantes (verdad indiscutible y asumida, aunque a veces olvidada) pero aún hoy es común que la mayoría de la gente desconozca qué significa a los ojos del Estado ser “inmigrante”. Más aún, predomina en nosotros una mirada “in-migrantocéntrica”. Nos preocupamos más por los que llegan que por los que se van. Atrás quedó el 2001, año del exilio masivo, pero las y los profesionales, las y los jóvenes argentinos/as (como Lucía y Camilo), y tantos otros, siguen emigrando en busca de mejores condiciones de vida en otros países. Sumado a ellos, un caudal significativo de profesionales que ya se fueron deciden cada día no regresar.“Predomina en nosotros una mirada “in-migrantocéntrica”. Nos preocupamos más por los que llegan que por los que se van.”Entonces: En el espacio de este artículo no vamos a reiterar alguna de las historias ya conocidas sobre la migración internacional, sino mirar el repertorio de conceptos que (no) hay detrás de la conversación pública sobre las y los migrantes, así como algunas de las herramientas metodológicas con las cuales se cuantifican. La migración supone -simplificando mucho el término- un desplazamiento geográfico. Por eso se la considera una dimensión de la movilidad territorial. Pero a diferencia de otros tipos de desplazamiento, como los viajes cotidianos por trabajo (commuting), hay migración cuando se produce un cambio en el lugar de residencia habitual. Un/a migrante internacional es aquella persona que se establece (o pretende hacerlo por un tiempo determinado) en un país diferente al anterior. El criterio de tiempo suele ser seis meses. El país anterior puede ser aquel donde nació, o donde vivía de forma permanente. Nuestros bisabuelos, por ejemplo, fueron inmigrantes internacionales si nacieron en otro país y llegaron en barco o por tierra a la Argentina. También lo son el coreano o la taiwanesa que nos atiende en la caja del supermercado “chino”; el senegalés que nos vende relojes en la calle, así como lo son algunos actores, actrices y periodistas de renombre que nacieron en otro país pero trabajan en Argentina hace mucho tiempo (y no son objeto de comentario por su carácter migratorio, vale decir). “El registro civil, los registros de entradas y salidas del país, las encuestas a hogares y los censos de población son fuentes que permiten saber como se compone una población según su condición migratoria.” El Estado define quién es quién (en términos de origen migratorio) a través de un eficaz sistema de clasificación. Luego cuenta a su población, y la caracteriza. Así, el registro civil, los registros de entradas y salidas del país, las encuestas a hogares y los censos de población son fuentes que permiten saber como se compone una población según su condición migratoria. El registro civil certifica el lugar de nacimiento de una persona, por lo tanto, nos convierte en “nativos” si el parto fue dentro de la Argentina y nos distingue de los extranjeros cuya partida de nacimiento fue emitida en otro país. Los registros de entradas y salidas al país se ubican en todos los puntos de las fronteras nacionales, y básicamente captan la cantidad de personas que pasan por ahí dando cuenta del “flujo” fronterizo. En el año 2017 se registraron casi 80 millones de trámites, el 62% realizado por argentinos. Entonces como por allí pasan más turistas que migrantes, no es una fuente muy adecuada para el cálculo de las migraciones. Por su parte, las encuestas a hogares (como la Encuesta Permanente de Hogares Continua-EPHC) pueden identificar habitantes según el lugar donde nacieron, pero tiene una limitación (imprecisión) debido al diseño metodológico de su muestra (entre otras razones algo más complejas de explicar). Finalmente, el Censo Nacional de Población, que es la herramienta más importante, a la vez que menos frecuente, para conocer la condición migratoria de una población.