Arte, ciencia y naturaleza: un enlace necesario para (re)pensar la crisis ambiental*
El arte constituye un modo privilegiado para interpelarnos tanto en nuestra existencia como en nuestras prácticas. “Naturaleza: refugio y recurso del hombre” del Centro Cultural Kirchner, resulta una exhibición fundamental que habilita la reflexión sobre los seres humanos y su entorno natural. Los ojos antropológicos que recorren esta muestra nos invitan a reubicarnos como especie entre los demás, pero también a revalorizar modos “no occidentales” de relacionarnos con el ambiente. “En peligro de extinción” (2014) de Nadia Guthmann, representa un mono carayá construido en tela metálica. La apertura del material deja entrever que este mono contiene en su interior a un niño. Según la autora, el empleo de este material -que es central en sus obras- nos facilitaría reconocer que los tejidos biológicos no son cerrados, sino más bien porosos y nos permiten comunicarnos con el medio que nos rodea. La autora rompe con la idea de individualidad y de la piel como frontera o límite del individuo y propone en cambio una unidad con la naturaleza: somos parte del entorno natural.
La exhibición “Naturaleza: refugio y recurso del hombre” del Centro Cultural Kirchner es una muestra colectiva y multidisciplinaria que nos invita tanto a explorar el abordaje de la naturaleza a través del arte así como también a reflexionar sobre el impacto y la acción del hombre sobre la tierra. Este logrado intento de conectar la ciencia, el arte y la antropología nos puede llevar a una reflexión sobre las posibilidades de la obviación disciplinar para imaginar un futuro común.
Proponemos, a través de algunas de las obras de esta muestra, reflexionar sobre la relación naturaleza/cultura, y preguntarnos: ¿cuáles son los desafíos de repensarlas como indisociables? ¿Cómo diseñamos nuevas formas de habitar el mundo en el que vivimos junto con otros terranos1? Es importante destacar esto último en el marco de los profundos cambios que se vienen desarrollando en el plano de la crisis ambiental en nuestro planeta.
El artista invita a una reflexión sobre la relación hombre-naturaleza, la cual debe pensarse como una interacción si lo que queremos es superar la dicotomía entre ambas. Es esencial destacar que la naturaleza no se encuentra por fuera de los hombres, y que se establece por tanto una interconexión ecológica entre naturaleza-cultura. La instalación inspira una postura ambientalista con el fin de construir un proyecto global que provea alternativas en la provisión de energía para los años venideros e intentar atenuar la catástrofe ambiental. Uno de los elementos referentes es la papa, que posee un gran valor simbólico debido a su participación en la historia: cultivada originalmente por las sociedades americanas, fue exportada en épocas coloniales a las potencias, y salvó a una enorme parte de la población de hambrunas durante las pestes. A partir de ese momento, y por su gran aporte en términos energéticos, la papa ha formado parte en la dieta de muchísimas sociedades. Las fuentes de energía tienen por lo tanto gran incidencia en la composición y en las formas culturales de cada grupo social.
En este caso, la marcada frontera entre la mente de una persona y el ambiente en sí, debe ser superada para entender que ambos elementos forman parte de un mismo sistema, de una misma unidad. Teniendo esto en cuenta, se puede afirmar que la destrucción del ambiente es la destrucción de la propia mente, la destrucción del planeta como un sistema totalitario. La crisis ecológica, entonces, sería consecuencia de no tener en cuenta esta unidad, de disociar ambos elementos.
Hemos hecho un recorrido por diferentes expresiones artísticas en relación al cambio climático y las conexiones intrínsecas entre todos los agentes que habitan nuestro planeta Tierra. Varias obras de arte utilizaron para su producción elementos tóxicos que contaminan el medio ambiente, pero puestos en uso, a su vez, para advertir sobre los efectos que tiene el hombre sobre la naturaleza. Esto se plasmó físicamente en la obra de: María Orensanz, “Hojas de vida” (1998), que presenta hojas negras, canillas y frases que nos hacen reflexionar sobre el envenenamiento de los recursos naturales. Al igual que Orensanz, Jane Brodie con su obra “Sin título” (2016), simula un derrame de petróleo que representa la terrible contaminación de mares y océanos, modificando el ecosistema en general.
La relación arte-ciencia nos invita a reflexionar sobre el papel de la humanidad, su relación con otros organismos y el medioambiente de aquí en adelante. Desde este punto de vista, la antropología es una de las herramientas que nos permite poder ver más allá y dar cuenta de la multiplicidad de relaciones que podemos establecer con nuestro ambiente, y de esta forma con nosotros mismos. El arte, a partir de sus diferentes manifestaciones y expresiones, nos invita a la interpelación -desde mundos imaginarios o posibles- de nuestras incertidumbres de cara al futuro, como también a las acciones y estrategias que tomemos en relación a los cambios que ya están ocurriendo.Referencias
1 El término terrano refiere a todos los elementos orgánicos e inorgánicos que cohabitan el planeta.
Bateson, Gregory 1991 Pasos hacia una ecología de la mente. Buenos Aires, Editorial Planeta.
Crutzen, Paul 2002 «Geology of mankind» en Nature Vol. 415 3.
Chakrabarty, Dipesh 2009 «The Climate of History: Four Theses» en Critical Inquiry, Vol. 35, No. 2 pp. 197-222
Haraway, Donna 2015 «Anthropocene, Capitalocene, Plantationocene, Chthulucene: Making Kin» Environmental Humanities, vol. 6, 2015, pp. 159-165
*Este artículo es el resultado de una experiencia pedagógica en el marco de la asignatura Humanidad, Evolución y Ecología de la licenciatura en Antropología Socio-cultural (IDAES-UNSAM) coordinada por Rolando Silla y Débora Swistun. Se propuso a los estudiantes visitar juntos la exposición “Naturaleza: refugio y recurso del hombre” del Centro Cultural Kirchner en junio del 2017. Los estudiantes registraron sus reflexiones en fotos y notas de campo para construir un trabajo final entrelazando teoría antropológica con obras de arte de la exposición procurando reflexiones sobre algunas problemáticas contemporáneas que aborda la antropología ambiental. Con la guía de los docentes se construyó este texto que es una adaptación colectiva de los trabajos finales que cado uno de los cuatro autores elaboró para aprobar la asignatura.