El domingo tuvieron lugar las elecciones municipales en Brasil. En un contexto marcado por la crisis sanitaria y la erosión de la plataforma política del bolsonarismo, Márgenes dialogó con la licenciada en Ciencias Sociales por la Pontificia Universidad Católica de Paraná e investigadora del Observatorio de Elites Políticas y Sociales de Brasil, Amanda Sangalli, sobre el desarrollo electoral de la jornada dominical.

M: ¿Qué se votó en las elecciones del domingo?

AS: En las elecciones municipales brasileñas se votó para alcaldías y para concejales de las ciudades. Para elegir un alcalde o alcaldesa el sistema electoral es mayoritario, o sea, es necesario que una candidatura obtenga la mayoría simple o absoluta de votos (depende del número de electores de cada ciudad). Mientras que la elección de concejales es proporcional, es decir, el número de votos obtenidos por el partido político determina el número de escaños de cada partido en el parlamento. Así que, quienes llevan ventaja son los partidos, aunque la lista de candidatos sea abierta y que los electores tengan cierta autonomía. Pero hay que considerar también el financiamiento de las campañas, que generalmente se concentran en pocas candidaturas determinadas por el partido, lo que influye informalmente en quiénes compondrán los escaños en la legislatura.

Además de las reglas electorales, yo diría de manera sencilla que se votó a los partidos de derecha y centroderecha tradicionales. Con la caída de la satisfacción con el gobierno de Bolsonaro, reportada por los grandes institutos de investigación electoral brasileños (IBOPE y Datafolha), hubo un apartamiento de los partidos de derecha de la figura presidencial ultraderechista, que resultó en un mayor apoyo de la población a las candidaturas de derecha y centroderecha tradicionales (como MDB, PP, PSD, PSDB y DEM).

M: Entendiendo que el bolsonarismo no presentó candidatos: ¿a qué figuras apoyó y cómo les fue?

AS: Bolsonaro fue un fenómeno nacional fruto de un conjunto de características. Su campaña se basó en el discurso ideológico del anticomunismo, que capturó electores extremistas, y también en un discurso que yo llamaría coyuntural, del antipetismo o anticorrupción, que capturó electores desencantados con los últimos gobiernos del Partido de los Trabajadores. Pero Bolsonaro no se presentó como una opción efectivamente programática de gobierno, así que su elección fue más una punición al PT que una creencia en su figura. El presidente, por lo tanto, aún más ahora sin partido, no tuvo capacidades efectivas para planear una elección municipal estratégica para su gobierno.

Juntamente con la caída de la aprobación de la gestión del presidente como he mencionado, los candidatos que tenían el apoyo presidencial no presentaron buen desempeño electoral. De los 13 candidatos apoyados por Bolsonaro para alcaldías, solamente 2 fueron electos, en ciudades del interior. Otros 2 fueron a la segunda vuelta electoral en capitales como Río de Janeiro (RJ) y Fortaleza (CE), que yo analizo tener poca fuerza de victoria, pero hay que esperar.

Lo mismo para la Cámara de Concejales, de 45 candidatos apoyados, 10 fueron electos. Lo que demuestra que la vinculación de Bolsonaro a las candidaturas no resultó importante para las elecciones municipales. Otra demostración de pérdida de fuerzas del presidente es que su hijo Carlos Bolsonaro tuvo una disminución significativa de votos en su candidatura para concejal.

M: ¿Cómo le fue a los candidatos del PT?

AS: En lo que se refiere a alcaldía, conoceremos con más precisión la actuación del PT tras la segunda vuelta, pues la disputa sigue todavía en 57 ciudades y el PT está presente en un 26% de ellas. Pero, es notable que el partido viene perdiendo fuerzas desde 2016. El partido aún sufre con la imagen dejada por la operación Lava Jato de corrupción y hay apuntes de que la izquierda ya no considera el partido como opción dada la coyuntura.

Hasta ahora, en las 7 capitales que ya se resolvieron en la primera vuelta a la alcaldía, el Partido de los Trabajadores no fue exitoso en ninguna. Y en la segunda vuelta tiene posibilidad de conquistar solamente 2 capitales, Recife (PE) y Vitória (ES). La recuperación de la fuerza del partido me parece lenta. 

Aunque presente un número expresivo de concejales en una gran ciudad como São Paulo, su desempeño sigue lento. La notoriedad de esas elecciones es del PSOL (Partido Socialismo y Libertad), que es la opción a la izquierda que se apunta creciente.

M: ¿Creés que el resultado de estas elecciones puede servir como un pronóstico de las presidenciales que vienen?

AS: Es temprano para decir, pero lo que se puede especular es que ese distanciamiento de la derecha tradicional brasileña frente al bolsonarismo es un camino que se explorará en las próximas elecciones presidenciales. Con la caída de popularidad de Bolsonaro, fruto de su gestión, tal vez arriesgo decir ausencia de gestión, frente a la crisis sanitaria y más allá, la falta de estructura política para gobernar el país, son débiles las posibilidades de apoyo para una reelección. Pienso que, si el desempeño del PT sigue lento, difícilmente postulará fuerzas efectivas a la presidencia. Así que los partidos de centroderecha tendrán más oportunidades.

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