Piter Robledo tiene 26 años. Se enorgullece de su eclecticismo a la hora de ganarse unos pesos: “jardinero, actor, modelo, paseador de perros, empleado de un call center y mozo”. En plena crisis económica pasó de ir a un colegio en La Horqueta, San Isidro, a acompañar a su padre, ex empleado bancario, a arreglar cañerías. Hoy el orgullo se lo da su rol de director en la Subsecretaría de Juventud del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
En el barrio porteño de Las Cañitas, nos encontramos un enorme galpón convertido en oficinas de trabajo. Espacio amplio donde no existen separaciones entre los escritorios de trabajo de sus integrantes. Banderines de vivos colores y palabras en blanco decoran el espacio. Esfuerzo, Amor, Cercanía, Creatividad, Respeto, Pasión, Humildad, Fuerza, Futuro. Piter está convencido de que tiene el mejor equipo de todo el gobierno. Considera que todos y cada uno de los jóvenes que habitan la Subsecretaría cotizan en bolsa. La juventud es justo el mayor atributo otorgador de valor: “es gente que tiene ideas sumamente innovadoras”.
Tiene el recuerdo de 2001 vivo en su memoria. Una memoria que moviliza en la búsqueda de su mito de origen, aquel en el cual comenzó a nacer en la vida política. En ese entonces, él actuaba -dirigido por Alejandro Romay- en el teatro El Nacional.
“Toda la crisis del 2001 la viví, la vi con mis propios ojos. Con 11 años, me sentía parte de algo que la mayoría de la gente de mi edad no. Yo estaba ahí, en 9 de Julio y Corrientes”.
En la construcción de sus inicios recuerda las clases de historia de su profesora Mónica en séptimo grado. Las explicaciones de esta docente impulsaron lo que sería su obsesión: no ser un idiota. Para explicarlo, recurre a la polis de la antigua Grecia. El idiota era el que no se preocupaba por los asuntos públicos, el que no se preocupaba por los demás. Su punto de inflexión sería a los 13 años cuando descubrió que su única pasión sería la política.
Se siente parte de la formación “permanente” de la ideología PRO. Para ello, se nutre de un amplio abanico de figuras políticas y sociales que parece hacer de la “izquierda” y la “derecha” dos significantes sin significado. Si en su oficina conviven un retrato de Evita obsequiado por UPCN junto a la fotografía de un sonriente presidente Macri con el bastón presidencial, en su casa el Che Guevara se ubica entre Merkel y Obama, y San Martín mira de reojo al Dalai Lama. Ideas del siglo XX en la “centrifugadora” del siglo XXI.
Un cheto que milita por convicción
Márgenes: ¿Por qué el PRO?
“Yo tenía 15 años cuando lo vi a Macri anunciar el primer CPI (Centro de Primera Infancia). Estaba pronosticando que iban a tener más de cien para el fin de la primera gestión. Y me llamó la atención, porque estaba poniendo el foco en donde se produce la mayor cantidad de desigualdad, en los primeros años de vida. Empecé a investigar y a meterme en lo que estaban haciendo en el sur de la Ciudad de Buenos Aires. Mucha gente de Palermo, de Belgrano opina sobre el sur y no sabe ni qué colectivo tomar para ir. Así, me empecé a meter y empecé a militar. Me divertía mucho la idea del personaje que los conservadores de la política estaban creando sobre Macri: que iba a privatizar, que queríamos matar a toda la gente que vivía en barrios en situación de vulnerabilidad. Yo estaba viendo otra cosa que no tenía correspondencia con lo que en los medios hegemónicos de comunicación y el discurso hegemónico de la política y de los sindicatos estaban diciendo sobre Macri”.
Asegura que la decisión de pertenecer a un partido atacado desde diversos flancos fue también un acto de provocación y se arriesga en su definición: “fue revolucionario”. Se siente parte de la construcción permanente de la ideología PRO, nacida del crujir de los grandes partidos en el fin del siglo. (Piter no le huye al término como sí lo hace el gurú Durán Barba). Porque es mucho más fácil formar parte de PJ y de otro espacio tradicional donde te viene todo dado. Yo siempre les digo a los militantes: “nosotros lo estamos haciendo”. Y en ese estar haciéndolo tenemos muchas más inseguridades y muchas menos afirmaciones que las que tiene un militante del Movimiento Evita.”Y si hoy le preguntás a cualquier persona que estudia Ciencias Políticas en cualquier parte del mundo, quién es el líder de Latinoamérica en el día de hoy, es Mauricio Macri” Siente la política como un campo abierto de posibilidades, pero también minado de escollos. En clave personal, dice que no fue fácil declararse abiertamente homosexual en un ámbito por demás conservador. El Pro no escapa de esa definición, pero hoy él es presidente de la Juventud del partido. Como segunda provocación frente a aquellas voces hegemónicas, dice: “Y Macri gobierna”. Asegura que prefiere trabajar con mujeres. Menciona a Merkel, Bachelet, Theresa May y Cristina Kirchner como importantes líderes. Pero a pesar de ellas, resalta la permanente estigmatización que sufren las políticas mujeres por su condición de género en los medios de comunicación.
Declarar aquello que es constitutivo de su identidad fue difícil en el seno familiar. Esto se explica, al menos en parte, por las raíces conservadoras de sus padres. Ambos, hace años, formaron parte del Opus Dei. Pero son rebeldes, ellos también plantearon la semilla de la revolución adentro. Todos fueron a colegios católicos en un principio y terminaron en laicos. Su mamá, apasionada por Eva Perón, de quien Piter tiene un enorme retrato en su oficina obsequiado por UPCN. Su papá, fervoroso antiperonista radical. Nunca militaron pero siempre conversan y discuten, mucho, de política.Los debates académicos, periodísticos y políticos pivotean hace rato, preocupados por encontrar las raíces del esotérico fenómeno PRO y su peligroso encanto ante un sector amplio de la población. La identificación que más se le da es la de ser un partido de la derecha neoliberal. Pero dista de su versión noventista. Tiene algo de novedad: focus groups y algoritmos que definen una oferta política segmentada a partir de las demandas ciudadanas propias de una sociedad atomizada. En ella, la aparente novedad, el timbreo, parece operar como dispositivo estrella de una representación política de la proximidad. También, algo sin dudas de lo viejo: los Ritondo y los Santilli por el PJ, y los Angelici y los Ocampo por la UCR.Algunos artículos para problematizar esta idea: http://www.revistaanfibia.com/ensayo/que-hay-de-nuevo-en-timbreo/ y http://panamarevista.com/el-peronismo-y-la-liebre-para-el-guiso/
Márgenes: ¿Cómo caracterizás al PRO?
“Yo no creo en política nueva ni en política vieja. Creo en gente con actitudes y con valores válidos en cualquier ámbito. Hay gente que tiene buenos valores en una empresa privada, en un sindicato o en el gobierno. Estoy convencido de que nuestro gobierno tiene mucha más gente con buenos valores que con aquellos que no comparto. Y creo que la política durante mucho tiempo le dio mucha cabida y mucho lugar a gente porque traía una fracción o un grupo político. Acá no pasa. En el momento en que Mario Quintana se entera de un acto de corrupción de un funcionario, lo manda directamente a la oficina Anticorrupción, y en eso yo confío. Sé que somos nosotros, todos los pibitos y pibitas que ves acá, testimonio vivo de poder demostrarle a nuestros pares que se pueden hacer las cosas bien, que la minoría son unos chorros adentro de la política. La mayoría es gente que trabaja por el bien de su país y creo que ese es un desafío enorme que tenemos. Pero si vos, teniendo minorías en ambas cámaras, siendo un gobierno al que igualaron con De la Rúa; que te trataron de tomar la calle de una manera agresiva frente a cada oportunidad ,y aún así pudiste sacar 113 proyectos de ley enviados por el ejecutivo… si eso no es política, entonces me parece que los que nos critican deberían volver a leer todos los manuales y todos los escritos que hizo Perón”.“Yo siempre digo que prefiero ser un cheto militando en el barrio con convicción, que uno que la mira desde Puerto Madero y cuelga la bandera del Che”. Piter retoma, como herida difícil de cerrar, el ninguneo del que fueron y son destinatarios. “¿Y La Cámpora dónde está?” Él contesta que no los encuentra “ni con lupa en mano” y los desafía: “A esos que dicen que nosotros somos bobos, que no hacemos política, los invito al Cuartel Noveno en Lomas de Zamora, a ver quién no sabe hacer política. Porque hacerla con la necesidad de la gente y transando con la necesidad del otro es muy fácil”.
“¿Y cómo mierda ganó Macri en los barrios pobres?”, le apuntan algunos sacudidos por la conmoción de un mapa un poco más amarillo cada vez. Piter responde, “porque tratamos mejor a la gente y no pensamos que su situación es de pobre para siempre”. Es que el neoliberalismo versión macrista también incluye cierta propuesta de justicia, sostiene Natanson. Si no hay inclusión, al menos hay compasión: este gobierno dice que es el que más invierte en asistencia para los sectores pobres desde 2015. Aunque más no sea, como dice Grabois, un seguro-parche contra la amenaza latente de conflictividad social.A los partidos tradicionales (donde el principal destinatario es el peronismo) Piter les adjudica un papel de soberbia paternalista, el decirle a la gente cómo tienen que ser las cosas. Los nuevos modos del saber-hacer duranbarbista asoman. Porque son la renovación modernizante de las prácticas políticas en el siglo XXI. Del vínculo entre el ciudadano devenido en vecino y su representante con una lógica (o al menos con aspiración) horizontal. En esta espontánea mini audiencia personal el problema del vecino se individualiza tanto que su condición de clase o filiación política parecen difuminarse. Y las responsabilidades también. Es cercanía, conversación, el teneme en cuenta con el mate en la mano y a dos pasitos de Mauricio en casa.
En el partido no hay verticalismo tradicionalista, asegura. Hay un líder, sí, pero no soldados.
Márgenes: ¿Qué críticas le haces al gobierno?
“La falta de práctica hace tener pérdidas de tiempo en el momento de tomar ciertas decisiones. Creo que un ejemplo fue el tema de las tarifas, donde faltaron las audiencias públicas. Eso contrajo un problema político pero sobre todo le contrajo muchos dolores de cabeza a mucha gente que la pasa muy mal. No podés pretender que una persona que vive en medio de Tierra del Fuego gaste lo mismo en gas que el que vive en Tres de Febrero, en medio del conurbano. Me parece que el entendimiento de la extensión del país es un desafío. Antes yo me enojaba y pataleaba y puteaba. Después me di cuenta que es un proceso. Es un proceso, somos una fuerza política que no tiene más de 11 años. Y si hoy le preguntás a cualquier persona que estudia Ciencias Políticas en cualquier parte del mundo, quién es el líder de Latinoamérica en el día de hoy, es Mauricio Macri. Y lo hicimos en 11 años cuando todos decían que lo único que teníamos eran globos, sin aire en la cabeza, que nunca íbamos a pasar la General Paz. Lo hemos hecho, lo vamos a seguir haciendo. Hay algo que para mí es fundamental, y que hablé con Marcos Peña: lo mejor que nos dieron a nosotros como militantes es entender que somos algo mucho más grande que nosotros mismos. Y el control del ego en el PRO es la moneda más importante que tenemos”.La joven ideología del hacer es pragmatismo, sin aparente manual de instrucciones. Es “ensayo y error”, dicen. Aunque muchos otros, desde diferentes veredas, lo denuncian como mero eufemismo de intencionalidades bien definidas a favor de unos y en contra de otros. Y en esta juventud hay termostato del ego frente a la señal de gracia calvinista que están demostrando los recientes éxitos electorales.
Los pibes y las pibas militantes del PRO saben que parte del estigma que los persigue es de clase. La mayor parte de sus cuadros provienen, al igual que Piter -aunque con vaivenes-, de las clases medias altas. Y su líder es millonario. Rasgos culturales y una distancia a miles de leguas de clase que anularían todo tipo de acercamiento y conocimiento palpable de la realidad popular, habilidad que el peronismo siempre sintió suya.
“Macri es el supuestamente presidente rico que gobierna para los ricos, pero patea más Esteban Echeverría que lo que pateó Cristina Fernandez de Kirchner. Ella no salía de Casa Rosada y no iba al Conurbano y no iba al Gran Rosario y no iba a Córdoba si no era rodeada por todo su séquito de La Cámpora, en actos donde todos le levantaban banderas diciéndole cosas a favor. Yo he estado timbreando con María Eugenia Vidal, con Macri, con Stanley. Una vez, una persona se le plantó a la ministra a decirle cómo la estaba pasando. Yo siempre digo que prefiero ser un cheto militando en el barrio con convicción, que uno que la mira desde Puerto Madero y cuelga la bandera del Che”.
Dios no murió
La construcción de su perfil político se enlaza inevitable a la concepción que de sí mismo tiene Piter. En ella, se descubre un trasfondo de tipo filosófico y moral. Tensión entre el mundo de la esencia y el de las apariencias. Quien pertenece a un movimiento “nacional y popular” siente el deber de ocultar su condición de clase, vergüenza que genera haber nacido del medio hacia arriba de la pirámide social. O de exorcizarla colgando al Che Guevara (en su de depto en Puerto Madero). Piter no reniega de lo que es, un cheto de zona norte. Lo dice, lo grita, se anticipa. En un juego de apropiación y resignificación positiva de la condena ajena, la distancia social parece servir sólo como prejuicio sociológico. Asegura que lleva la militancia en la sangre. Que conoce el sur y a La Matanza, particular bastión kirchnerista. Elige el término militancia con intención bien clara. Aún, cuando dentro del PRO, hay quienes rechazan con evidente horror ese término. El voluntario, quien suele tener con el otro social una relación descendente y condescendiente, pide que lo anoten en una base de datos y si tiene tiempo da una mano. La vida del militante es otra. Es levantarse un sábado a las siete de la mañana a caminar un barrio. Aunque, destaca, haya que ir justo después de una noche de boliche y alguna resaca. Sacrificio de vidas jóvenes de entre 20 y 30 años en pos de lo que entienden un bien común. La pasión por la política le hizo perder dos novios.
Piter provoca también con un sincretismo ideológico, argamasa de elementos heterogéneos, que, sabe muy bien, pueden levantar las cejas incrédulas de cualquiera. Pide que no nos riamos y cuenta que en su casa tiene variopintos cuadros de políticos. El Che Guevara al lado de Merkel, Obama entre San Martín y el Dalai Lama. Los tiene a todos juntos porque así se concibe políticamente.“El Che Guevara al lado de Merkel, Obama entre San Martín y el Dalai Lama. Los tiene a todos juntos porque así se concibe políticamente”. M: Establezcamos algunas coordenadas. ¿Echás mano de lo mejor de cada ideología?
“Creo que hay conceptos generales, no podés estar con Dios y con el diablo. Sé que es el capital al servicio del hombre y no el hombre al servicio del capital, creo en la economía popular, en la economía social. Creo en la moderación del Estado a través de sus mecanismos legales entre el trabajador y el empresario, creo en la representación sindical (aunque no creo en los dirigentes sindicales chorros que vienen de Nordelta). Es decir, tengo muchísimas definiciones. Ahora, no creo que las definiciones coyunturales en los días que nos toca vivir hoy, con un mundo tan cambiante, con cambios muy fuertes, los podamos esquematizar o poner en compartimentos del siglo XX. Me parece anacrónico, pero sí tengo mis posturas sobre ciertos temas. Yo sé que estoy muy lejos de lo que es Espert, pero también estoy muy lejos de lo que es Luis D’elia. No me representan ninguno de los dos, de eso estoy convencido. Y sé quiénes son los que yo prefiero del gobierno de Macri, sé quiénes son con los que me siento cómodo caminando”.
Márgenes: ¿Quiénes son?
María Eugenia, Marcos Peña, Carolina Stanley, Frigerio, Triaca. Todo lo que tenga que ver con poner la calidad humana y al humano como centro de la escena política.En la incredulidad posmoderna, los metarrelatos como marcos explicativos duros caen, se desarman. Pero no desaparecen. Las identificaciones con los grandes nombres, los cuadros de los héroes (al contrario de lo que pensó alguna vez Lyotard) no se bajan. En ellos se condensan los valores, visiones de lo social que, dice, prefiere ponerlos en una centrifugadora. Es esto lo que lo hace una persona progresista.
Otra de las fotografías que ilustran las paredes de su oficina es con el Papa Francisco en el Vaticano. Piter lo señala y continúa con su conceptualización:
“La política tiene que construir puentes. En otra entrevista me preguntaban qué pensaba de los estudiantes universitarios que vienen de otros países de Latinoamérica. Me parece una idiotez el que le pone un signo de pregunta a eso. Porque me considero un ciudadano del mundo. De la misma manera que me siento con cualquier tipo de autoridad para opinar sobre lo que pasa en Venezuela, porque para mí los derechos humanos no tienen frontera. Opino porque somos ciudadanos del mundo”.
En contraste, opina que Mauricio Macri y su generación son más conservadores. La respuesta rápida de los sexagenarios ante la situación de un joven vulnerable es “que vuelva a la escuela”. ¿Pero cómo vuelve a la escuela un chico que no tiene hace tres años documentos?, les pregunta Piter.
Propone repensar los sistemas de inclusión y de protección social. En su discurso aparece la importancia de un Estado presente como garante de las políticas. De nuevo, tocando el timbre, de individuo a individuo. Progresar, ¡una estafa! Una buena idea mal implementada. ¿Ustedes saben por ejemplo que el Progresar no mide el avance en el trayecto educativo? Entonces no importa si aprobaste materias, si no aprobaste, si estuviste 4 años en el mismo año de la universidad. La mejor manera de incluir es que haya un Estado y que -si durante 2 años no pudiste avanzar en la universidad- te toque la puerta y te pregunte “¿qué pasó?”. Sí, el Progresar generó un aumento de inscriptos en el sistema educativo, pero ¿generó un aumento de egresados? No.
Destaca una anécdota que entiende de las más interesantes desde su rol de político: haber tenido la oportunidad de hablar con Cristina Kirchner -a pesar de los reproches de su madre antikirchnerista-. O irse a tomar una birra con algún amigo de otro partido. Como lo hace con el “Chino” Rodríguez, ex funcionario de Scioli, que va a su casa, comen pizza y hablan (o discuten) de política. La renovación generacional de la que se siente parte tiene como responsabilidad un cambio cultural: “somos hijos de la democracia y entendemos que es una estupidez no sentarse con alguien que piensa distinto”.
La Subsecretaría de Juventud tiene nombre propio. Soy Joven es la marca de Piter Robledo y de quienes lo acompañan. Tiene sus dos programas orgullo: Acá estamos y Hablemos de todo. El primero se propone democratizar las herramientas del Estado con aquellos hombres y mujeres sin los cuales los barrios del país estarían mucho peor. Cita a los profesores de los clubes deportivos barriales, a los docentes en los centros culturales, que lo hacen de manera gratuita, simplemente por amor. A las madres que mantienen o llevan adelante un comedor, que además ofrecen apoyo escolar. El programa involucra la detección de los locales y sus referentes. A ellos les entregan las herramientas y el equipamiento necesario para mejorar la calidad de sus tareas y ampliar sus servicios cotidianos a mayor cantidad de personas.
Piter demuestra gestión. Y está escrita en lenguaje matemático. El primer año y medio hicieron un mapeo, detectaron las organizaciones. Llegaron a más de 825.700 jóvenes vulnerables, a más de 2300 organizaciones en el país, 1700 concentradas en el conurbano. El 60 por ciento de los líderes que encontramos son líderes mujeres. ¡Me encanta!.
“Hablemos de todo” es un programa dedicado a lo que le pasa a su generación, dice. De lo que hay que hacer cuando un chico toma una pastilla de éxtasis en una fiesta, si a una amiga le pega su novio, si uno mismo tiene trastornos en la conducta alimentaria, si estás embarazada. ¿Y dónde está su generación? En las redes sociales. Piter las entiende como un medio clave de conocimiento, de comprensión y escucha, siempre con un controlado sistema de medición y seguimiento. Con las estadísticas sabe, por ejemplo, que la situación del suicidio adolescente se agudiza en dos puntos geográficos extremos del país, como Catamarca y Tierra del Fuego.“Yo no creo en esto de funcionario, director, coordinador, me parece todo una bazofia. Somos todos un equipo y todos cotizamos en bolsa. Si trabajás, bien, y si no trabajás, tu ruta” Tenemos uno de los países con la conectividad más alta. ¿Cómo hacemos para democratizar la información?: Internet. Y los resultados son impresionantes. La línea 144 de prevención de violencia de género solamente en dos años contestó 350 consultas. Nosotros lanzamos Hablemos de todo en mayo y en la última reunión de seguimiento con el Presidente de la Nación entregamos el resultado de las consultas directas respondidas por profesionales y subieron casi a 7800. Todas las computadoras de Conectar Igualdad que está comprando el Estado nacional tienen en su escritorio la aplicación “Hablemos de todo”, de esa manera me aseguro que puedo empezar a destruir el paradigma heteronormativo dentro de las aulas. Esos son mis dos grandes valores: democratización de las herramientas del Estado y que no sea el Estado el que le imponga a la sociedad la política sino que sea mi generación la que pueda llevar sus ideas a la política.
Un logro de su joven equipo fue romper con ciertos paradigmas del presidente. Si la distancia de clase no pareciera ser una barrera para la sensibilidad social, en sus palabras sí lo es la lejanía etaria. Le hicieron entender a Macri, dice, que a un chico afectado durante dos años por el paco, la simple buena voluntad de volver a la escuela no alcanza. El sistema educativo puede ser muy perverso, afirma. O no hay vacante, o si hay vacante falta el escritorio. Y si hay escritorio, quizás el chico no tenga documento y no puede acceder al Progresar. Entonces ¿cómo hacemos para que ese chico no quede a la deriva? La política de transferencia de ingresos tampoco genera una mejora de la política de inclusión y de protección social. Hay algo más allá: el nivel de lo aspiracional y el proyecto de vida. Si hay chicos que van a las mejores escuelas del país privadas y te dicen que lo que van a aprender ahí no les sirve para su futuro, imagínate un pibe que capaz sabe que tiene que ayudar en su casa laburando y lo que está aprendiendo en la escuela. El fortalecimiento de todas las redes culturales, deportivas y de oficios son claves para poder llegar a ese chico o a esa chica que por distintas circunstancias de la vida tuvo que dar un paso al costado, y el foco puesto en recuperar la escuela secundaria.Cuando se le pregunta por un día de trabajo en la oficina recuerda con sensibilidad meritocrática que antes estaban en un sucucho, y que el esfuerzo cotidiano hizo que les destinaran el espacio amplio necesario para hacer mejor sus tareas. Él repite: está convencido que tiene el mejor equipo de todo el gobierno. Rechaza las jerarquías (tufillo a estructura tradicional). La novedad empieza por la oficina. Yo no creo en esto de funcionario, director, coordinador, me parece todo una bazofia. Somos todos un equipo y todos cotizamos en bolsa. Si trabajás, bien, y si no trabajás, tu ruta.
La experiencia y narrativa PRO dista de ser noventista porque también, como afirma Vommaro, hay un saber generalista que impregna por primera vez todos los rincones de un Estado en vías de (pos)“modernización”. Especialistas en mover procesos, los CEO trasladan algunas tecnologías de la gestión privada al universo público. Piter, aunque sin trayectoria empresaria, incorpora su lógica y su jerga. Cuenta que el equipo funciona porque los martes de cada semana se realiza un seguimiento con todos los responsables de los programas. Un semáforo de control analiza avance tras avance de cada una de las políticas públicas sobre cada área del territorio nacional, NEA, NOA, Centro, Cuyo y Patagonia.
Descree del home office. Quiere a la gente presente en el territorio. Él se muestra como el primer ejemplo, hace lo que predica, lleva en su ADN el trabajo. Tienen días laborables de diez y once horas. En la política hay que estar, poner el cuerpo. El sábado no hay franco. Muchos domingos se levantan temprano y van al territorio. Dice que no es la cantidad de horas de trabajo lo que cansa la mente y el cuerpo, es la ausencia de su sentido. Cuando vos trabajas para la gente de carne y hueso el sentido lo encontrás todos los días. No hay un día en donde me levanté sin saber para qué o porqué o para quienes me levanto. Aunque reconoce: este mes estuve medio ñoqui porque tenía que estudiar para la universidad. Estudia abogacía en la UBA.
La posverdad llegó hace rato
Social bots, filtros burbuja y noticias falsas que se viralizan. Se dice que el gobierno actual interpreta mucho mejor que sus oponentes políticos cómo es el funcionamiento de las redes sociales. En el mundo virtual, se multiplican las denuncias sobre la existencia de trolls PRO que atacan con mentiras y difamaciones no sólo a opositores políticos (y hasta a Marcelo Tinelli), sino también a docentes y académicos que protestan frente a los recortes presupuestarios en ciencia y educación.
Si bien Piter no está familiarizado con el término posverdad, fue también una de sus víctimas. En El Destape Web lo acusaron de haber cobrado 1000 euros por día en su estadía en el Vaticano. Usaron Photoshop, denuncia. Cambiaron una resolución ministerial y quedé como un chorro. Lo llamó su madre preocupada. Es Navarro, mamá.
Desde hace un tiempo duda al momento de aceptar entrevistas con periodistas de grandes medios. Lo hace de inmediato cuando se trata de una universidad porque cree que en los estudiantes aún permanece la profunda convicción de una conclusión objetiva y de investigación. En la televisión te llevan a ciertos lugares en los que no me quiero encontrar y es injusto. Vos (por Márgenes) podés tener opiniones sobre cualquier cosa, pero no vas a tergiversar lo que digo o lo que hago para el beneficio de tu pasquín periodístico.
En los medios de comunicación, sobre todo en el televisivo, Piter percibe un peligroso elogio de la ignorancia. ¿Cuánto conoce un periodista, que exigió con moralina al ministro de Infraestructura reconstruir un puente en un pueblo, de los procedimientos administrativos necesarios para una obra pública?, pregunta. Nada. El periodista que denunció a Piter tomándose una supuesta selfie mientras conducía un auto, ¿sabía del terror que él siente por el manejo? Tanto, que nunca sacó el registro. Nada. Porque no hay hechos, dijo Nietzsche más de un siglo y medio antes de la mentada posmodernidad. Sólo interpretaciones. Cuenta que en una de las entrevistas le preguntaron qué pensaba sobre Nisman, si lo mataron o no. Acto de fe, pura intuición personal. ¿Cómo voy a saberlo? No soy un investigador policial.Márgenes: Algo similar pasó con Maldonado y la cantidad de hipótesis que empezaron a circular.
“Si. ¿Cómo vas a decir que Macri mandó a desaparecer una persona? ¿Cómo vas a decir que la ex presidenta mandó a matar a un fiscal? Es una irresponsabilidad sorprendente. Detrás de eso hay una historia, hay una familia. Vos no podes decir lo que se te antoja cuando se te antoja. Y si lo vas a decir, asumí las consecuencias legales correspondientes”.
Márgenes: En los grandes medios de comunicación puede identificarse a un emisor responsable, en las redes sociales es más difícil.
“También las redes sociales son un espejo de la envidia y del poco amor propio. Si tenés tiempo para tener una cuenta con un huevito y estar insultando a los demás sos un loser. Claro que a veces podés llegar a más, a mí me tiraron un vaso de vodka con jugo de naranja en un boliche”.
Otro punto de inflexión en su vida también ocurrió en un boliche. Cuando, de la mano de su novio, fue atacado por un grupo de homofóbicos en San Isidro. Desde ahí, Piter vio la luz roja de la cámara, fue invitado por 6-7-8, conoció a Cristina Kirchner. Después hay muchos que quieren que ese incidente me marque aún todavía más. Pero yo estoy muy convencido de mis capacidades, de lo que sé hacer y lo que no. Sabe que no sabe nada de fútbol, aunque es de Boca. Tiene pendiente conocer más de matemáticas y las nuevas tecnologías de programación.
No cree en compartimentos estancos ideológicos ni de orientación sexual. Utiliza el concepto grisexualidad, entendida como aquella sexualidad aplicada a los contextos. Es que entiende aún conservadores los prefijos hetero, homo o bi, que adicionan siempre presiones sociales a los deseos y libertades individuales. Y de las que tampoco escapa el propio mundo LGBTIQ. Una vez Gustavo Pecoraro me dijo “puto, facho, patriarcal, defensor del modelo neoliberal’. Dice que me hago el macho y que no me asumo como puto. Yo hago lo que quiero, soy como soy.
El día en que se votó el matrimonio igualitario en Alemania, Piter estaba tomando una cerveza con el conservador Sebastian Kurz, reciente primer ministro de Austria. Nos muestra con orgullo algo cholulo un libro que la misma Angela Merkel le regaló y firmó de puño y letra. Prefiero encontrar un punto de encuentro, aunque hay muchas cosas en las que no coincido. De hecho, Merkel abrió el tema del matrimonio igualitario en el Bundestag y después ella misma votó en contra. La más viva de todos (risas).
Márgenes: Desde hace tiempo decís que te gustaría ser el primer presidente gay argentino. ¿Por qué remarcar tu orientación sexual?
“Por la pregunta del periodista. Me preguntó ¿te gustaría ser el primer presidente gay de la Argentina? Y le dije que sí, claro, si soy el único político abiertamente gay. A partir de ahí toda la comunidad LGBTIQ me puteó, el Opus Dei también. Todos a coro puteándome”.
Ping-pong marginal:
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