A diez años de la creación de las Licenciaturas de Sociología y de Antropología Social y Cultural, el IDAES se propuso reformar y mejorar sus planes de estudios. Los estudiantes fueron responsables de hacer un balance desde la experiencia. El resultado es una reforma acorde a las actualizaciones que las ciencias sociales demandan.
Como estudiantes de ciencias sociales sabemos que este es un dominio que, para ajustarse al análisis de las problemáticas existentes, requiere de una actualización constante. Los planes de estudio de las carreras dirigidas a la formación de los futuros sociólogos y antropólogos del país no pueden quedar por fuera de este proceso. No podemos, como colectivo, darnos el lujo de quedar detrás del mundo social (objeto de nuestro estudio) en el desarrollo siempre dinámico del conocimiento.
A 10 años del surgimiento de las primeras dos carreras de grado del Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), la Licenciatura en Sociología y la Licenciatura en Antropología Social y Cultural, los directivos y estudiantes involucrados se han propuesto llevar a cabo una necesaria modificación de los planes de estudio.
El estudiantado del IDAES, que hace tiempo lleva adelante esta demanda, cumplió un rol clave en el proceso: ser el foco desde el cual la institución obtuvo una devolución del estado de las carreras, con sus pros y sus contras, y con propuestas concretas que apuntaron a construir un programa ajustado de la mejor manera posible a las necesidades de formación de los estudiantes.
Esta devolución se concretó en una serie de convocatorias abiertas. Los días 11 y 12 de mayo se realizaron los primeros plenarios entre estudiantes de antropología y sociología y el Director de la Licenciatura en Antropología Social y Cultural: el Doctor Gustavo Andrés Ludueña. Allí se presentó, en primera instancia, un resumen del desarrollo de la carrera durante sus diez años. Inmediatamente la palabra fue liberada a la intervención de los estudiantes. Habiendo tenido la experiencia de cursar la mayoría -y en algunos casos, todas- las materias que el plan de estudios de antropología ofrece, quedaba en nuestras manos aportar una visión experiencial.
Uno de los ejes fundamentales surgió de la necesidad de articular las materias con el tronco central de la disciplina. Las condiciones políticas y académicas en las cuales se crearon ambas carreras dieron como resultado un plan de estudios con materias teóricas y metodológicas provenientes de otros sectores de las ciencias sociales, no específicos de la sociología y la antropología social. Hoy el crecimiento exponencial del IDAES brinda un panorama de posibilidades distinto: permite la conformación de un programa con materias y docentes que doten de especificidad a la carrera sin quitarle su halo de transdisciplinariedad, punto central para el IDAES en la construcción de futuros investigadores.Para ajustarse al análisis de las problemáticas existentes, las ciencias sociales requieren de una actualización constante. No podemos, como colectivo de estudiantes, darnos el lujo de quedar detrás del mundo social (objeto de nuestro estudio) en el desarrollo siempre dinámico del conocimiento.Otro punto fundamental fue el hueco teórico de la planificación curricular. Volcada sobre las rama discursiva del interaccionismo simbólico había quedado olvidada la influencia de las corrientes etnometodológicas y fenomenológicas en el pensamiento antropológico contemporáneo. En relación a eso, se hizo presente la necesidad de ampliar la oferta académica y la frontera disciplinar. Fue una petición constante de los estudiantes el aumentar el número de materias, tanto optativas como obligatorias, con el objetivo de ajustar el plan de estudios a las problemáticas actuales del mundo social.
Al mismo tiempo, yendo en contra de cualquier pronóstico que podría haber elaborado un antropólogo culturalista de mediados del siglo XX, fue solicitado un retorno a las raíces de la disciplina: la antropología cultural no únicamente como el estudio del ámbito simbólico del desarrollo humano, sino también asociada a su desenvolvimiento biológico, ecológico y material.
Un intenso trabajo en conjunto dio como resultado una conclusión formidable. El 29 de agosto, Gustavo Ludueña presentó ante los estudiantes la propuesta de modificación: materias previamente desvinculadas de la disciplina adquieren ahora su dimensión social, como es el caso de una Introducción a la Filosofía planteada como Pensamiento Social o la reestructuración de la materia “Elementos de la Economía” como Economía de las Ciencias Sociales.
Al mismo tiempo, la carrera incorpora, a través de sus materias teóricas, temas vinculados al género, la raza, la familia, el parentesco, la ley y la nación. Se incluyeron además contenidos de historia en etnología americana y, quizás el punto más llamativo, una materia sobre humanidad, evolución y ecología.En contra de cualquier pronóstico que podría haber elaborado un antropólogo culturalista de mediados del siglo XX, fue solicitado un retorno a las raíces de la disciplina: la antropología cultural no únicamente como el estudio del ámbito simbólico del desarrollo humano, sino también asociada a su desenvolvimiento biológico, ecológico y material.En paralelo, los sociólogos tomaron el mismo camino. Gracias a la iniciativa de la reciente Directora de la Licenciatura en Sociología, Luisina Perelmiter, se sucedieron variadas instancias deliberativas que buscaban intercambiar experiencias sobre la estructuración, el contenido y la pedagogía que las materias ofrecían. De manera veloz, se conformó una comisión de docentes que comenzó a sesionar articulando los diagnósticos realizados desde las cátedras con las demandas del alumnado, en base a los informes que las agrupaciones estudiantiles proveyeron.Hubo algunos focos problemáticos. El primer ítem giraba en torno a contenidos que no lograban articularse adecuadamente al resto de la trayectoria formativa, o bien, materias que no terminaban de alcanzar la especificidad sociológica. En un segundo plano, el plan tenía dificultades de ordenamiento y coordinación curricular, dado que algunas materias se anticipaban a la formación necesaria para aprovecharlas, o porque existían contenidos superpuestos entre las distintas cátedras.
Vinculado a estos problemas, también se vislumbraba una ausencia de áreas temáticas que los estudiantes valoraban: sociología política, de la salud, de la educación, estudios sobre género, medioambiente, religión, delitos y castigos, entre otras. Esto, al mismo tiempo, iba de la mano de un deficiente entrenamiento metodológico. Al no fortalecer el manejo de las técnicas específicas de nuestro quehacer, se debilitaba la inserción estudiantil en mundos profesionales extra-académicos.
Sin embargo, como el objetivo principal siempre fue potenciar este proyecto educativo, aquellos puntos conflictivos fueron superados en una propuesta integradora presentada el pasado 7 de septiembre.
El nuevo plan de estudios: a) incorpora materias con ejercicios que acercan a los estudiantes a la producción de conocimiento; b) re-organiza las asignaturas obligatorias y optativas, garantizando el diálogo entre las mismas y ampliando los límites disciplinares; c) añade tradiciones sociológicas contemporáneas, y estructura la sucesión cronológica de los troncos teóricos, metodológicos e históricos.
Para finalizar, ambas reformas implicaron la extensión curricular de los planes de estudios, agregándose un cuatrimestre más en cada Licenciatura. Esas inclusiones fueron parte de la necesaria actualización que preocupaba a los estudiantes, y que las ciencias sociales demandan. Luego de 10 años de existencia, nuestras carreras experimentaron un proceso que esperamos termine de inspirar a otras universidades.
Notas:
En la segunda edición del Encuentro de Estudiantes IdAES –Repensándo(nos) en la investigación y la experiencia-, realizado los días 7, 8 y 9 de octubre de 2015, el conversatorio de apertura (titulado “¿Hacia dónde van nuestras carreras?”) mostró de forma explícita esta preocupación. http://encuentrounsam.blogspot.com.ar/2015/09/cronograma-edicion-2015.html.
Si bien las reuniones iban dirigidas en un principio a modificar el plan de estudios de la Licenciatura en Antropología Social y Cultural, el compartir el ciclo de formación general con los compañeros de sociología llevó a la convocatoria de grupos de estudiantes de ambas carreras.
La oferta académica solicitada contó con las siguientes peticiones: Antropología simbólica, Antropología médica, Antropología de género (además de una perspectiva de género global en la disciplina), Antropología del parentesco, materias ligadas a la dimensión arqueológica de la antropología y materias que den a conocer los aportes de las corrientes latinoamericanas y nacionales de la disciplina.